Los vecinos de Ayamonte, en Huelva, no salían de su asombro cada vez que veían a Rodrigo echar humo por boca y narices. Cosa del demonio, decían mientras el marinero les aseguraba que existía otro mundo donde la gente caminaba desnuda y aspiraba tizones de hierbas candentes. Rodrigo de Jerez volvió a casa con un buen cargamento de aquellas hojas a bordo de la Niña y escandalizó tanto a sus paisanos que denunciaron a la Santa Inquisición que el tal Rodrigo echaba humos. Otros dicen que fue su esposa quien lo descubrió en un sótano practicando este vicio nefando y que ella misma lo denunció por poseído. El caso es que se pasó encarcelado seis años porque ‘sólo Satanás puede conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca’...
Años después, el tal Rodrigo había extendido el arte del fumar, o el vicio del fuma, según se mire, por media Andalucía. En la
calle Sierpes de Sevilla el médico Nicolás Monardes cultivaba con mimo un
huerto de plantas extrañas. Los vecinos observaban curiosos las exóticas
plantas que Monardes conseguía hacer brotar de aquellas raras semillas que
obtenía en los muelles del puerto. De entre todas ellas, Nicolás tenía una
debilidad: el tabaco.
El nombre propio suyo
entre los indios es picietl, que el de tabaco es postizo de nuestros españoles,
por una isla do hay mucha cantidad dél llamada este nombre 'Tabaco'... En
pasiones de pecho hace esta yerba maravillosa obra, en especial en los que
echan podres y materia por la boca y en asmáticos y otros males antiguos;
haciendo de la yerba cocimiento y açúcar hecho xarabe y tomado en poca
cantidad, hace expeler las materias y pudriciones del pecho maravillosamente. Y
tomando el humo por la boca hace echar las materias del pecho a los
asmáticos."
Monardes
tomó al tabaco por la medicina total: capaz de curar la artritis, el mal
aliento, la jaqueca, el dolor de estómago y el de muelas. Tanto confió en la
planta que fabricaba píldoras de tabaco para que sanara todo enfermo
insalvable. De sus libros destaca la 'Historia Medicinal de las cosas que se
traen de nuestras Indias Occidentales', publicado en 1574, en el que explica
sus experimentos con decenas de productos del otro lado del océano. Entre
ellos, plantas de gran importancia, como el maíz, la piña, el cacahuete, la
batata, la coca o la zarzaparrilla. Monardes aprovechó su cercanía al puerto de
Sevilla, centro del comercio entre los dos continentes, para crear su huerto
con plantas americanas. Su libro fue un éxito tan grande que en apenas cien
años se había traducido a seis idiomas y vendido más de cuarenta ediciones.
Bibliografía
La Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias
Occidentales, Sevilla, Nicolás Monardes.- 1580
Manuel de diagnóstico y tratamiento del
tabaquismo, H. Pardell, E. Saltó, LL. Saleras, Editorial médica panamericana
S.A. Madrid, 1996
©José Luis Sánchez Hachero
sanchezhachero@hotmail.com
Acabo de realizar un trabajo sobre la Inquisición, y al enterarme del asunto del tabaco y de Rodrigo de Jerez, me he quedado un poco escéptico al escuchar que fue condenado siete años, por brujería, por el hecho de fumar. No son métodos.
ResponderEliminarMe gustaría llegar a las fuentes de la cita. Le quedaría sumamente agradecido si me la facilita.
Mi correo es pensahispa@gmail.com
Cesáreo Jarabo