lunes, 30 de marzo de 2015

Viaje a Pulau Weh: catalanes en Sumatra



Sergi mira al mar con las cejas enarcadas y asegura rotundo: 'los corales de todo el mundo se están muriendo, es un hecho contrastado, por el calentamiento global', pero luego concluye confiado, 'los del Índico durarán más'. Sobre las aguas transparentes de Pulau Weh dos niños flotan a merced de la corriente, el mar turquesa verdoso, el cielo despejado, una loca se balancea subida a un columpio que es una rueda de camión. Y nada más. Nada más que calma y tranquilidad. Ni un vestigio del tsunami que casi saltó esta pequeña isla situada frente a la costa norte de Sumatra para estamparse en Banda Aceh y dejar decenas de miles de muertos. La vegetación crece densa, las casitas lucen nuevas bajo el sol, los pocos turistas que encuentran este remoto enclave, alejado de cualquier circuito habitual, emergen las cabezas con miradas alucinadas: Sabang es un paraíso del submarinismo y tres barceloneses están entre los pioneros del negocio.

catalanes en Palau We por Hachero

La Gran Ola llegó por el norte de Pulau We y arrasó cada casa y cada jardín y cada barquichuela y cada juguete de cada niño de Pria Laot hasta arrancar los cimientos, el muelle y las palmeras. 'Ahora está todo mejor y hemos salido ganando', me dice Lina ante las puertas de su casita prefabricada mientras su hija mariposea sobre el cuidado césped del jardín de la vecina, tan cuidado que parece de mentira.

catalanes en Pulau We


catalanes en Pulau We

Una hilera de enormes antenas parabólicas prometen largas sesiones de telenovelas a la caída de las tardes, que aquí son a capón, un joven maltrata una guitarra en el zaguán de su casa, los pescadores vuelven en sus barquitos en el zenit del sol. Todas son exactamente iguales y eso da un poco de reparo pero no dejo de admirar una cuidada urbanización en esta isla del fin del mundo. Una isla casi en el epicentro del tsunami de 2004 pero que, milagrosamente, apenas sintió su envite más allá de las construcciones de primera línea y de una docena de muertos que no pueden rivalizar con los más de cien mil que causó al otro lado de los quince kilómetros que lo separan de Sumatra. Aunque la cifra de muertes, siendo franco, nunca se conoció. Pero al fin y al cabo una isla con suerte, me digo, porque no todos pueden contar cómo les pasó un tsunami respetando selvas y línea costera y hasta vidas.

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Hasta los basureros han sido financiados con dinero internacional
catalanes en Pulau We
Vecinos de Pulau We posan ante sus modernas casas construidas tras el tsunami
¿Y a quién se le ocurriría instalarse en esta isla remota, paradisíaca pero situada en un lugar de frecuentes sismos y  sobre la que se abatió el gran tsunami de 2004 y para más inri alejada de cualquier ruta turística? ¡¡Pues a unos catalanes!! De hecho, a tres. Nico y Nando, dos hermanos gemelos de Terrassa, y Sergi, un activo vecino de Badalona. 'Nos cansamos de Tailandia, cada vez más trabas, cada vez más burocracia', dice Sergi mientras me rebusca una cerveza el primer día del Ramadán, 'y volver a Europa no es algo que me apetezca mucho, si no es para conocer a mi sobrina'. Entonces miro a mi alrededor y me digo que tampoco me apetece mucho volver a mi ciudad. Las aguas transparentes, el tupido muro de verde selva, la pachorra del trópico, un ambiente como de la serie Friends en el que se mezcla una polaca con una checa y una china con una catalana, y una alemana, y una francesa, y una holandesa. ¿No hay chicos? Sí, un francés de origen argelino y su hijo se esfuerzan por entrar a presión en los neoprenos del curso básico de iniciación.

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Nico y Nando, dos gotas de agua en una isla tropical del océano Índio
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Bajo el mar un universo de peces piedra, de corales, de bandadas de peces que suben en espiral, incluso dicen que por ahí ronda el tiburón de boca ancha un extraño espécimen inofensivo pero que quita el hipo, un atractivo que sale de los circuitos habituales, más orientados a las poco originales costas de Phuket o a las más coloridas, pero también peligrosas por los secuestros de piratas filipinos, de Semporna en la isla de Borneo. 'Esto es un paraíso', dice Sergi, 'los corales se han recuperado muy bien del tsunami y son más espectaculares que los de Borneo'.  Discrepo pero me lanzo al mar de Andamán embutido yo también en mi traje de neopreno para mi enésimo curso de iniciación de un carnet, el del PADI, que se me antoja irrealizable por las veces que me he quedado en la iniciación sin ir más allá.

catalanes en Palau We por Hachero

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¿Qué lleva a un europeo a montar una empresa turística en la última playa de una pequeña isla al norte de otra isla mayor que se encuentra, con toda su inmensidad, fuera de cualquier circuito turístico? Tal vez sea precisamente eso. Su lejanía, su aislamiento, su carácter remoto. Puede que un espíritu aventurero, pionero, visionario, un espíritu de esos que abren fronteras donde sólo hay puntos borrosos en los mapas. Cuando Sergi abandonó su Badalona natal lo hizo mirando al este, dejando atrás su trabajo en centros de menores con niños problemáticos, y la cotidianidad y ahora su objetivo tiene más que ver con conseguir una nueva embarcación para ampliar negocio que con otra cosa.

catalanes en Palau We por Hachero

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Gapang Beach, un apartado rincón de Sabang, que a su vez es un apartado nombre para los vecinos de Banda Aceh, es ahora el reino de los tres catalanes, a los que se unió Aj, un iraní que también es instructor de buceo, un reino de arenas blancas y aguas turquesas en un lugar que, no olvidemos, también es la zona cero del gran tsunami de 2004.

catalanes en Pulau We

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¿Por qué se instalan en la región del tsunami tres catalanes? Sergi mira alrededor y luego clava sus ojos en mis gafas. Vale, lo entiendo. Nando es el hermano gemelo de Nico, el socio de Sergi, y su amplísima sonrisa lo dice todo: 'yo trabajaba en la construcción y llevaba dos años parado...' ¿Quién desea volver al proceloso mundo del ladrillo en un país en decadencia teniendo la inmensidad de los mares tropicales a tus pies? Veo difícil que vuelvas, le digo, 'más difícil lo veo yo', replica mientras prepara una barbacoa para agasajar a los clientes del chiringuito.

catalanes en Palau We por Hachero

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Pulau Weh es además puerto franco, un intento de captar algunos de esos 50.000 buques que atraviesan sus alrededores rumbo al estrecho de Malacca, uno de los más frecuentados del mundo, aunque la isla no está unida por aire con el resto del mundo. Para llegar a conocer a Sergi, Nico y Nando tendrás que salir del puerto de Ulee Lheu, en pleno Banda Aceh, y tomar un ferry que atraviesa los 15 kilómetros que separan la gran isla de Sumatra del puerto de Balohan, en la pequeña Weh. Luego un taxi, porque Gapang beach está como a cosa de una hora de la entrada en la isla. Y ya está, ahora sólo hace falta relajarse y mirar el mar porque todo está ahí abajo...

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lunes, 23 de marzo de 2015

Viaje a Malasia: en los cultivos de la palma africana


A vista de pájaro Tawau parece acosada por enormes cultivos de palma africana y acorralada contra el mar de las Célebes. Ya en tierra, el estupor crece porque las plantaciones de palma africana llegan hasta el mismo borde de las pistas del aeropuerto y la hora de camino hasta la capital mundial del submarinismo, Semporna, tiene un único escenario: palma africana.

palma africana en malasia por Hachero

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La isla de Borneo tiene un grave problema y se llama palma africana. Según las ONGs WWF y Traffic al menos 25.000 kilómetros cuadrados de selva tropical han caído en Borneo para dar paso a este monocultivo que pone en peligro, entre otras especies, el futuro inmediato de los 60.000 orangutanes que permanecen salvajes entre sus límites (y los de Sumatra, también afectada por el mismo problema), es más: según las Naciones Unidas el 90% de su hábitat ha desaparecido en las últimas dos décadas y cada año mueren entre mil y cinco mil ejemplares debido a esta agricultura extensiva.

palma africana en malasia por Hachero

palma africana en malasia por Hachero<p

Para plantar la palma africana hay que quemar bosque, limpiar maleza y desbrozar, lo que nos deja este dato: Malasia tiene 80 especies de mamíferos en las selvas tropicales pero en los cultivos la cifra baja hasta sólo 11.

palma africana en malasia por Hachero

El trayecto de Kuala Lumpur a Malaka sólo ofrece un escenario: palma africana. Desde la ventana del autobús en el que viajo el paisaje es tan monótono que puedes dormirte contando palmeras en lugar de borreguitos. El norte de la isla de Sumatra, en la cercana Indonesia, a vista de pájaro sólo ofrece palma africana.

palma africana en malasia por Hachero

Durante todo el siglo XX Malasia fue el mayor productor mundial de aceite de palma africana pero en la década de los noventa el gobierno de Indonesia vio la luz, iluminada por un candil alimentado por aceite vegetal, es de suponer, y trata ahora de superarla con la producción de sus más de dos millones y medio de hectáreas, un negocio que impulsó la sedienta familia de Suharto (sedienta de dinero, claro) y que, con el tiempo, terminó superando a los cultivos malayos, los más extensos y productivos del mundo.

palma africana en malasia por Hachero

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Entre ambos países inundan el mercado internacional con el 85% de la producción mundial y entre sus defensores se encuentra no sólo la familia de Suharto sino numerosas élites de todo el mundo que ven en este cultivo la panacea para incrementar sus fortunas ya hablé de estos cultivos en Colombia, mira aquí, porque se trata de un ejemplo de libro de los problemas que crea más allá de la ecología: luchas políticas, desplazamientos forzosos y toda suerte de conflictos sociales) y hasta el mismísimo Banco Mundial, que ha financiado algunas de estas aventuras agrícolas.

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La fiebre de la palma inunda ya el planeta entero y si bien Indonesia y Malasia se llevan, hagamos la broma: la palma, Papúa Nueva Guinea es ya el tercer mayor exportador mundial y Tailandia tiene ya 200.000 hectárea. Costa Rica, Ecuador, Colombia, Brasil, Guatemala, México, Camerún, Uganda, Costa de Marfil, Camboya o Filipinas incrementan año a año sus cultivos para optar también a su cuota de mercado. Según este estudio titulado 'El amargo fruto de la palma aceitera: despojo y deforestación' la situación se extiende a nivel planetario siguiendo la fiebre del caucho de un siglo atrás.

palma africana en malasia por Hachero

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El aceite de la palma africana es el más consumido en el mundo y en parte se debe a que se trata de un cultivo perenne con una producción tan elevada que ha tumbado los precios del aceite de soja, que le precedió en la carrera. Tan sólo en 2011 fueron 54 millones de toneladas y no sólo para la cocina: la cosmética, la química y la industria de los biocombustibles emplea esta materia prima porque es barata, fácil de procesar y abundante, sobre todo abundante.

palma africana en malasia por Hachero

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Además es muy resistente a la oxidación y puede mantenerse sólido a temperatura ambiente lo que posibilita que se use en la conservación de la panadería, bollería y comidas preparadas. También se usa el aceite de palma africana en margarinas, noodles instantáneos (supongo que por eso China es la principal exportadora), pero también en champú, detergente, chocolates y hasta helados: tanto que el 65% de todos los aceites utilizados en el mundo es de palma africana. Además es rico en grasas saturadas, lo que le resta competencia con el aceite de oliva, aunque este último es muy minoritario en comparación.

palma africana en malasia por Hachero

Por si quieres leer algo más sobre la deforestación de Borneo por culpa de la palma africana: http://www.mongabay.com/borneo/borneo_oil_palm.html

Hay hasta webs dedicadas en exclusivas a decir no al aceite de palma, como la de este chavalín australiano: http://www.saynotopalmoil.com

lunes, 9 de marzo de 2015

Viaje a Banda Aceh: el tsunami como ruta turística


Ibrahim perdió a su madre, a sus hermanas, incluso a su abuela, 'pero lo mejor que nos pudo pasar fue el tsunami', dice con una sonrisa en los labios. Diez años después de la terrible ola que se llevó la vida de 75.000 personas en esta ciudad del norte de la isla de Sumatra, y 165.000 más en la comarca, los vecinos recuerdan la tragedia con una amarga sonrisa, dando gracias a Allah por su regalo, tal vez incluso maldiciendo que el renacimiento de la ciudad, y de todos sus vecinos, sea a costa de una tragedia que ya forma parte de la Historia del Planeta Tierra. Fahami es un taxista buscavidas que recorre las calles buscando clientes. 'De mi familia murieron cinco personas', recuerda, 'la ola apareció de pronto, la vi al final de la calle y corrí como un loco hasta que conseguí salvarme y todavía no sé cómo.' Fahami me mira a los ojos con cierto aire guasón y concluye: 'es lo mejor que nos pudo pasar'. Mi asombro no para de crecer conforme hablo con los vecinos de la ciudad. Lina es guía turística en un enorme carguero que sigue varado en mitad de la ciudad, a cinco millas del mar: 'mucho mejor ahora', remata después de evocar el momento del fatídico día que permanece congelado en muchos relojes de la ciudad.

¿Se han vuelto locos en esta ciudad?

ruta turística del tsunami por Hachero

A las 7.58 de la mañana del 26 de diciembre de 2004 la gran ola se llevó por delante la vida de 221.000 personas (doscientas veintiuna mil), provocó el desplazamiento de medio millón y dejó cifras tan horrorosas como la muerte de 2.500 profesores y más de 2.000 colegios destrozados, el 80% de los aeropuertos destruidos, 3.000 kilómetros de carreteras hundidos, más de 70.000 hectáreas de terrenos cultivables inservibles... ¡¡Un desastre de proporciones bíblicas!! Pero de repente ocurrió un milagro. Los extranjeros, esos tipos violentos y feos que se comerían a nuestras hijas en cuanto les dejáramos la menor oportunidad, se lanzaron a ayudarnos, se sucedían nuevas olas de blancos y de negros y de chinos y de indios y de árabes y de musulmanes pero también de budistas y de cristianos, venían incluso ateos, amantes del fútbol y pacifistas y señores bien vestidos y hippies con largas barbas. La región del norte de la isla de Sumatra se convirtió en un imán para gentes bienintencionadas y también, por qué no, en una carrera geoestratégica en la que los EE.UU enviaron a sus más avanzados barcos hospital y los europeos a sus más preparados equipos de emergencia y los chinos observaron humillados que no tenían barcos hospital que igualasen a los de sus oponentes en su propio patio trasero (y así fue como el tsunami originó la primera remesa de militares chinos especializados en operaciones humanitarias que nunca más permitirían que el imperio emergente se sintiera ofendido por el actual imperio). En definitiva, los vecinos de Banda Aceh se replantearon su percepción del mundo: ¿y si no fueran tan malos esos tipos de ahí fuera?

ruta turística del tsunami por Hachero

¿Y si el tsunami no hubiera sido sino un regalo de Allah?

ruta turística del tsunami por Hachero
Muhammad Fauzan Azim Syah, director de la cruz roja en Badna Aceh, en uno de los almacenes con los que ayuda a los necesitados
Así lo cree Muhammad Fauzan Azim Syah, el encargado de la Cruz Roja y de la Media Luna en la región. 'El tsunami fue una oportunidad que nos envió Allah para empezar de nuevo'. Resulta tétrico pensar siquiera algo parecido mientras paseo por el jardín del hospital público de Meuraxa, mantenido de pie milagrosamente como recuerdo de la Gran Ola, y digo tétrico porque el hospital es un monumento vivo, o más bien muerto: una gran fosa común con 15.000 muertos se esconde bajo esta verde hierba que reluce inocente bajo el sol. ¡¡15.000 muertos se funden en un enorme abrazo bajo mis pies!! ¿Qué se hace en estas situaciones? ¿Lloras por un montón de gente que no conociste jamás, de la que no habrías tenido noticia de estar vivos, gente anónima que ahora abona la tierra no para que broten verduras y árboles sino carreteras inmaculadas y urbanizaciones de saludable aspecto?

ruta turística del tsunami por Hachero
El hospital destruido y convertido hoy en una inmensa tumba colectiva llamada Ulee Lheu, con 15.000 cuerpos bajo la hierba
ruta turística del tsunami por Hachero

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La tumba colectiva se llama Ulee Lheu y es una de las muchas fosas comunes que jalonan la costa norte de Sumatra pero con la particularidad de que, según reza la placa conmemorativa y explicativa, aquí yacen 14.800 cuerpos, la segunda más grande de la región. Mi recogido silencio es absurdo: un rebaño de cabras brinca en busca de los brotes tiernos de los matorrales, los niños del vecindario brincan también con sus despreocupados juegos, una madre grita instrucciones a su hijo para que se coloque mejor en el interior de un helicóptero despanzurrado y el pequeño brinca en busca de un buen encuadre.

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El gran carguero conocido como 'diésel'
'Si hemos salido adelante ha sido también por un buen gobierno', me cuenta Lina, la guía del diésel que permanecerá como mudo testigo para los próximos milenios en el interior de la ciudad. El enorme carguero forma parte de la ruta turística del tsunami que salpica el mapa de Banda Aceh y los vecinos de la ciudad lo tienen en alta consideración porque su generador eléctrico suministró de electricidad a toda la población durante años. 'Incluso hoy funciona todavía', me dice Lina, 'pero ya no está aquí, se lo llevaron'. Ahora el carguero es un continuo ir y venir de curiosos que pasean por cubierta, se toman fotos aprovechando la altura del buque y tocan las barandillas con reverencia mística. Lina recuerda el tsunami como un shock traumático que le da de comer hoy día y la oportunidad de conocer turistas de todas partes, 'aunque sinceramente los más simpáticos son los alemanes y ustedes los españoles', dice con una sonrisita. Los recuerdos de Lina, apenas con veinte años, marcan la frontera entre la generación de los que recuerdan el tsunami con nitidez y los que mezclan terrores con memoria. ‘Fue un horror y de mi familia nadie salió herido, aunque sí perdimos la casa: eso sí’, concluye, ‘hay que reconocer que a Banda Aceh le ha servido mucho...’.

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Muhammad Fauza, el responsable de la cruz roja en Banda Aceh, coincide con Lina, la guía del buque diésel, en aquello del buen gobierno: 'el gobernador actual era de la guerrilla y su hombre de confianza también así que puede imaginar el cambio tan grande'. ¿El gobernador actual era un comandante de una guerrilla que sembró la ciudad de cadáveres exigiendo la sharía? En un diario local leo el testimonio de un vecino que contaba cómo cada mañana salía de su casa y encontraba cadáveres en la calle a los que daba la vuelta para comprobar si era alguien conocido antes de ir a trabajar. ¿Y qué hacen ahora los antiguos fundamentalistas? 'No renunciamos a la sharía', me dice el sonriente Fauzan en un almacén de la cruz roja, 'aunque ahora, gracias a todo el apoyo exterior, no queremos la experiencia de otros países, los del Golfo o Afganistán, o la misma Brunei, el tsunami nos significó una apertura de mente en un lugar muy cerrado y sometido durante décadas a guerra y violencia, así que ahora tenemos una visión más suave de la sharía', para concluir aún más sonriente, 'pero no renunciamos a la sharía porque al fin y al cabo es la ley de Dios y eso es innegociable'.

ruta turística del tsunami por Hachero
Este parque se llama 'Aceh agradece al mundo'
ruta turística del tsunami por Hachero

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A su lado, sus ayudantes cabecean al unísono corroborando el discurso: el tsunami significó una apertura de mente en un lugar muy cerrado y sometido a guerra y violencia. ‘Ahora la gente ve al resto de naciones del mundo con agradecimiento’, aseguran, mientras que antes ‘había miedo y rechazo’. Interesante, pienso e imagino una gran ola regeneradora que limpió las mentes mientras sembró de escombros y cadáveres toda esta región. Una catarsis que ha cambiado incluso el concepto mismo de la sharía. ‘¿Ve este cartelito?’, me señala Fauzan una pegatina incrustada en su cuatro por cuatro. Lo miro y lo leo. ‘Es un proyecto para evitar futuras tragedias’, me cuentan los tres al unísono, ‘si cada persona dona mil rupias (apenas seis céntimos de euro) tendremos un remanente para paliar el sufrimiento si vuelve la ola y además estaremos en disposición de ayudar a otros países que sufran lo que hemos sufrido nosotros...’. A su lado, como los personajes secundarios de las novelas de Kafka, los ayudantes sonríen y menean la cabeza. ‘Queremos devolver al mundo lo que han hecho por nosotros...’

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Campaña '1 persona, 1000 rupias'

El agradecimiento se palpa en cada esquina. Aquella urbanización de casas tradicionales de la isla de Sumatra, donde ahora viven estudiantes de las escuelas superiores y universitarias de la ciudad, erigida con dinero internacional, aquella levantada con dinero pakistaní, la de más allá con dinero japonés, esa casita que se levantó gracias a Alemania, a Italia, a Bolivia.

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Barrio que mezcla los estilos arquitectónicos tradicionales de todo el norte de la isla de Sumatra, construido con ayuda internacional
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Pero el tsunami ha dejado algo más que una ciudad nueva y una población agradecida. Los turistas no dejan de llegar e incluso existe una ruta del tsunami. Allá están las altas torres que ayudarán a los vecinos en próximos tsunamis (¡!), ahí sigue el pesquero que aterrizó sobre el tejado de una casa con una curiosa imagen que dio la vuelta al mundo, más allá ocupa una manzana entera el gran carguero al que todos llaman diésel, el parque 'Aceh agradece al mundo' es un rosario de placas de agradecimiento, el museo del Tsunami es el primer punto de esta ruta turística que recorre la ciudad de cabo a rabo.

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El 'barco en el tejado' es parte de la ruta turística y los nombres de los fallecidos del barrio permanecen en las paredes amarilleando carteles

El conocido como 'barco sobre el tejado' permanece sostenido por una férrea estructura metálica que evite cualquier movimiento que lo deposite donde Newton ordenó que las cosas deben de estar: en el suelo. La vivienda es un memorial con forma de infravivienda del Bronx y los nombres de los fallecidos en el barrio colgados en dos lienzos que comienzan a amarillear por el paso del tiempo. Alrededor del 'barco en el tejado' se despliega un amplio barrio de casas nuevas, buenas viviendas, casa recias y modernas que miran al vecino con la esperanza de que se quede ahí y que no vuelva la Gran Ola a reclamar una nave que no tiene nada de natural sobre los tejados.

Por eso, tal vez, el barco seguirá en el último piso, el carguero a cinco millas de la costa y la ciudad plagada de puntos turísticos. Porque, como dijo el poeta francés Jean Racine, 'en la tragedia sólo conmueve lo verosímil' y aquí todo ha adquirido un punto inverosímil que aleja, conforme avanza la ruta del tsunami, la conmoción y lo trágico...

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[caption id="" align="aligncenter" width="450"]<a href="http://www.losmundosdehachero.com/wp-content/uploads/2014/09/tsunami-por-Hachero-13-imp.jpg"><img src="http://www.losmundosdehachero.com/wp-content/uploads/2014/09/tsunami-por-Hachero-13-imp.jpg" alt="ruta turística del tsunami por Hachero" width="450" height="630" /></a> Monumento al Tsunami en el parque Aceh agradece al mundo[/caption]

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